Últimamente estoy leyendo mucha información sobre los alimentos vegetales crudos y mi duda es sobre si son tan buenos como dicen y en que proporción se han de consumir en la dieta.
Graciela
El proceso de cocción destruye vitaminas (vitamina C, provitamina A, ácido fólico…) e importantes fermentos digestivos presentes en los alimentos crudos y evapora oligoelementos como el yodo, imprescindible para muchas funciones orgánicas entre las que destaca el desarrollo del feto y el crecimiento del niño. El premio nobel Dr. Edwin Schrödinger reafirmó las ideas de “valor vital” de los alimentos que introdujo de forma pionera a principios del siglo pasado el Dr. Bircher-Benner, al hablar de los “potenciales de luz solar” que necesita el organismo, no sólo para cubrir sus necesidades de energía motriz y calórica (que podría obtenerse de cualquier clase de alimento que aporte calorías), sino para mantenerse en un nivel energético adecuado mediante una absorción continua de energía altamente ordenada, organizada, que le protege de la enfermedad.
Puede deducirse pues, que el lugar donde podemos encontrar la energía más ordenada, con mayor potencial energético y curativo, con mayor capacidad para trasmitir mensajes de vitalidad a un organismo con los sistemas reguladores internos sanos o alterados, es allí donde la energía solar se transforma en alimento: en las algas y vegetales crudos que no han sufrido interferencias en su producción.
Por otro lado, es de todos ya conocida la experiencia de intentar germinar un grano de cereal o legumbre crudo y otro cocido. Un grano crudo contiene algo más que sus nutrientes, algo que todavía no es fácil de medir (cualidad ordinal, información estructural, vitalidad…) que le permite germinar y generar una planta nueva, lo que es imposible para el grano cocinado.
Por todos estos motivos los naturistas recomiendan dietas crudas para limpiar y regenerar nuestro cuerpo, y aconsejan que más de la mitad de la dieta habitual (ideal dos terceras partes) esté compuesta por alimentos crudos: frutas frescas y frutos secos, ensaladas de verduras (preferiblemente antes de los platos cocinados), alimentos germinados (semillas, cereales y legumbres), zumos naturales…
En las dietas crudívoras se incluyen también alimentos que se han calentado a una temperatura no superior a la producida por el sol que está aproximadamente entre 40 °C y 50 °C. Existen en el mercado deshidratadores que utilizan estas temperaturas que permiten conservar al máximo la vitalidad del alimento.
Pedro Ródenas ,Médico Naturista.