Una de las razones más frecuentes de consulta son pacientes que sufren de dolor cervical y dorsal (normalmente entre las escápulas) que siempre está ahí. Puede ser más o menos intenso, incluso épocas en que casi es silente pero no acaba de desaparecer. Pero cuando viene un periodo de mucho estrés, con mucha presión en el ámbito profesional que se junta con problemas familiares y/o de otra índole, el dolor puede llegar a ser invalidante. Es habitual que se puedan producir cefaleas, dolor en los hombros que se puede extender hasta el brazo, e incluso producir tortícolis que no remite, aunque se acuesten en la cama. Y a la mañana siguiente siguen igual, quizás más descargados por el descanso, pero en cuanto vuelven a la actividad esos dolores insoportables se hacen notables de nuevo. A veces, aunque se pueda dormir, uno se levanta como si le hubiera pasado un camión por encima…y así día tras día.
El estrés
Ese estrés, esa presión por cumplir con las obligaciones del día a día, nos llevan a sentirnos a menudo sobrepasados e incapaces de “llegar a todo”. Solemos hacer suspiros cortos y secos. Además, si atendiéramos bien a nuestra boca, es posible que nuestros dientes estén en contacto constante o más bien apretando firmemente.
En semiología odontológica el bruxismo es distinto al osteopático. Un dentista a menudo tomará atención en el desgaste de los dientes producido por la fricción durante la noche. Normalmente te hará hacer una férula de descarga, una especie de molde para los dientes para proteger las coronas y supuestamente para dejar de apretar la mordida. Es habitual no ser conscientes que apretamos los dientes porque tenemos un tipo de bruxismo llamado “concéntrico”, lo que significa que solo apretamos sin chirriar y no genera desgaste en las coronas dentales. Pero si nos vamos a tocar esos músculos llamados maseteros que tenemos en las barras de la mandíbula (entre la oreja y el ángulo inferior de la mandíbula) notaremos la musculatura tensa y firme, y podemos pedir apretar los dientes para ver cómo se tensan un poco más de lo que ya están.
En osteopatía valoramos ese tono muscular, esa tensión que hay de base en esa musculatura como un indicador de salud. Pues, el bruxismo es una forma de expresar la ansiedad entre otros problemas. También los suspiros abundantes es una forma de expresar ansiedad. Uno es para mantenernos alerta y firmes para cumplir con nuestras tareas y el otro es un intento para despresurizar el exceso de tensión que se padece.
La ansiedad es uno de los factores previos a padecer insomnio, alteraciones digestivas, trastornos mentales y/o otras enfermedades cardiovasculares. Así como puede ser un indicador de una enfermedad subyacente puede causar un impacto negativo en nuestra salud mental y física.
Paula, un caso de cervicalgia habitual
Paula, una mujer de 35 años, viene a consulta refiriendo que está padeciendo desde hace más de dos semanas un dolor intenso a nivel cervical que se extiende hacia la zona dorsal derecha y abarca hombro hasta el antebrazo. Explica que padece de tensión cervical a menudo desde la adolescencia y siempre ha tenido que ir lidiando con el dolor haciendo estiramientos y tomando algún antiinflamatorio de forma frecuente cuando aumenta el dolor. En esta ocasión, preocupada porque los antiinflamatorios no hacen efecto, decide ir a consulta porque ve que no mejora su dolor.
Paula presenta una postura muy recta, con los hombros tirados hacia delante. Admite que le cuesta dormir, pero sobre todo se levanta muy cansada. Padece de alteraciones digestivas, a veces un nudo en el estómago, digestiones lentas e hinchazón abdominal. Su ciclo menstrual está un poco desregularizado, alternando algunos ciclos cortos con algunos largos y con mucho dolor menstrual. Su dentista le recomendó una férula de descarga que la usa por la noche.
Le pido que respire. Algo muy habitual en pacientes que padecen de ansiedad intensa o crónica es un patrón respiratorio torácico elevado, ascendiendo el pecho, arqueando la columna lumbar y recogiendo ligeramente el ombligo. Le sugiero si puede respirar por el abdomen. Me refiere que “no sabe cómo hacerlo”.
Le pregunto un poco por su vida. Trabaja muchas horas delante de un ordenador y cree que la postura no es muy buena. Suele ir al gimnasio para hacer un poco de máquinas y alguna clase dirigida de bodypump.
Después de revisar su postura, se observa que tiene el cuello rectificado, la zona dorsal que debería ser curva está totalmente plana, y su zona lumbar también lo está excepto el sacro que está hacia atrás, dando un aspecto de una falsa lordosis lumbar marcada.
Patrón rectificado
Un patrón postural marcado por la rectificación de la columna y con mucha rigidez en ésta, suele encontrarse en personas que padecen bruxismo de forma crónica. El bruxismo es un indicador de ansiedad basal que normalmente está relacionado con una incoherencia entre lo que “me gustaría que fuera mi vida y lo que es”. Mientras hay esa incoherencia la persona está atrapada en una jaula mental por tener un patrón de pensamiento rígido que no permite otro tipo de posibilidades.
El cuerpo está controlado por el SNA (sistema nervioso autónomo) que nos permite la regulación de muchas funciones corporales como la temperatura, la presión arterial, función digestiva, la regulación hormonal…Pero sostener esta situación de estrés mantenido nos producirá una respuesta excesiva del SNAS (sistema nervioso autónomo simpático) que produce una cascada de síntomas como aumento de la tensión muscular, alteraciones del patrón respiratorio, disminución de la función digestiva y aumento de hormonas como el cortisol, que producirán dificultades en fases sueño-vigilia y que puede acabar en insomnio, entre otros problemas. Está diseñado para preparar nuestro cuerpo para la lucha o la huida.
El exceso de activación del SNAS (sistema nervioso autónomo simpático) provocará una caída de la capacidad del SNAP (sistema nervioso autónomo parasimpático) que se encarga de relajar y reparar el cuerpo, reduciendo la tensión muscular, la presión arterial, la frecuencia cardíaca, regulando la respiración y la digestión, así como el sistema hormonal.
Tratamiento
Lo prioritario en Paula fue equilibrar la actividad del SNA, el patrón respiratorio y reducir el bruxismo. Se le trabajó primero algunos puntos de acupresión para reducir el tono general, después se le trató a nivel suboccipital y de cervicales altas C1-C2 para liberar la tensión del recorrido del nervio vago que es el responsable de SNAP y permitir su libre funcionamiento. Se trabajaron también los segmentos C3-C4 de donde salen los nervios frénicos que regulan la actividad del diafragma. Mientras la tratábamos su respiración se volvió más suave, lenta y profunda, siendo Paula consciente de ello. Empezó a sentir una paz profunda en su interior y se le dibujó una sonrisa suave y espontánea en su cara que antes estaba tensa. Le comenté que se quedara con esta sensación y la integrara para usarla siempre que se sintiera ansiosa.
Durante la sesión estuvimos hablando de la presión en el trabajo. Paula se considera muy exigente con ella misma. Si una tarea puede salir mal la revisa y la vuelve a revisar de forma sistemática. Comenta que le cuesta mucho permitirse hacer fallos o que algo no quede “perfecto”. Su jefe la presiona mucho con muchas tareas que a veces no son prioritarias. Ella asiente sin rechistar sabiendo que su jefe no está teniendo en cuenta todo su volumen de trabajo. “Se siente pisada por su jefe”. Así es como percibe la relación con él. Paula no protege su integridad y se carga innecesariamente. Hablamos sobre el lenguaje asertivo, sobre cómo manejar lo que pensamos y poder expresarlo sin necesidad de saltar ni de callarse. También trabajamos algunas partes congestionadas y tensas para equilibrar las presiones corporales entre la cavidad torácica y la abdominal.
Al acabar la sesión le explico una rutina respiratoria de 10’ al día antes de acostarse que consiste en un posicionamiento concreto de la columna vertebral a diferentes niveles, para estirar el tejido profundo que está más tenso y poder mejorar el equilibrio entre el SNS y el SNP. También le comento que la respiración dirigida en algunas partes del cuerpo, hacia las costillas y la zona posterior de su espalda baja, puede calmar los picos de ansiedad cuando los siente.
Seguimiento
Paula vuelve al cabo de dos semanas. Está mejor. Ha mejorado mucho su tensión muscular y descanso. Practicó casi todos los días el ejercicio respiratorio. Ahora, parece que lo que le dice su jefe no le afecta tanto. Le pido una respiración antes de empezar. Su patrón respiratorio torácico se mantiene, pero cuando le pido una respiración más baja es capaz de llevarla a cabo. Su postura está más relajada, las curvas naturales de la columna se han empezado a normalizar, no está tan rectificada ni rígida. Paula ha hecho sus deberes con ella misma de gestión de la ansiedad. Seguimos trabajando algunas partes habituales que tienen tendencia a bloquear el equilibrio interno, y abordamos ese tejido profundo que se ha tensado a lo largo de los años.
Comentamos cómo le van las digestiones y dice que todavía sufre algunas molestias. Se le dan algunas pautas y recomendaciones. Está mucho más receptiva a hablar de las cosas que la afectan y se le comenta sobre la posibilidad de hacer psicoterapia. En la adolescencia padeció de bullying y generó mucha introversión que la limita para expresar situaciones que le molestan, aspecto que ha perdurado en su vida por muchos años.
Durante las sesiones posteriores, cada vez más separadas en el tiempo, Paula todavía aprieta los dientes, aunque cree que mucho menos, muestra un humor mucho más fresco y espontáneo, el descanso ha mejorado y sus alteraciones digestivas han remitido mucho. Parece que se ha empezado a alinear con ella misma.
Victor Argüelles, osteópata fisioterapeuta del equipo de profesionales de “Integral, Cooperativa de salut”.