Los dientes hablan de lo ocurrido en nuestra vida
La acupuntura, y en concreto su visión desde la medicina tradicional china (MTC), nos enseña a través de los meridianos energéticos que el cuerpo esta intercomunicado a todos los niveles, ya estemos hablando de su parte física, biológica, psíquica, emocional o espiritual. Pues la energía subyace en lo profundo y superficial de cada una de sus partes y células. Este sistema de comunicación energético basado en una metodología empírica y de ciencia cualitativa de cientos de años de experiencia, nos permite entender como ciertas partes del cuerpo presentan una cartografía en donde está representado todo el organismo.
Estos mapas corporales los encontramos en zonas como en la lengua, en el pabellón auricular, en las manos, en los pies, en la cara, en los ojos, en la espalda y en el abdomen, permitiendo actuar en cualquier parte del cuerpo desde distintas zonas alejadas entre sí. No obstante la MTC describe otro mapa más, el cual en los últimos años ha ido cogiendo una mayor relevancia tanto para el diagnóstico como para el tratamiento. Es el mapa de los dientes, que representa a cada uno de los órganos, de sus funciones, y de sus características psíquicas y emocionales del cuerpo. Esta visión de los dientes ha llevado a algunos odontólogos a un creciente interés por esta cartografía y a colaborar con acupuntores para profundizar, cada vez más, en los distintos significados de los problemas dentales en relación con el estado global que presenta el paciente, permitiendo relacionar su historia personal con las diferentes alteraciones manifiestas en los dientes a lo largo de la vida.
Los dientes de la MTC
Los dientes son huesos que están en el exterior del cuerpo. El resto de huesos los tenemos en lo más profundo, en el interior, y no los podemos ver. Así podemos hablar de que una parte relacionada con nuestra esencia más interna (los huesos, la medula ósea, el riñón o el elemento Agua de la MTC y todas sus funciones) se manifiesta en el exterior.
Los dientes se van a relacionar energéticamente mediante una correspondencia con el resto del cuerpo a través de una expresión física, psicoemocional y espiritual. En nuestra boca tenemos 32 dientes que están divididos en cuatro cuadrantes, la mitad están en el maxilar superior y la otra mitad en el maxilar inferior. Los dientes incisivos centrales tienen su correspondencia orgánica con el riñón y la vejiga. Los caninos se corresponden con el hígado y la vesícula biliar. Los premolares con el pulmón y el intestino grueso. Los molares con el estómago y el bazo páncreas, y las muelas del juicio con el corazón y el intestino Delgado. Así todos los órganos del cuerpo están representados en la boca al igual que todas sus funciones energéticas, fisiológicas, emocionales y psicológicas.
La boca cómo órgano de expresión
La boca, junto con los dientes, se encuentra en la cara y muestra una gran carga simbólica. A través de ella podemos respirar, también expresamos emoción, nos comunicamos con ella a través del lenguaje que nos permite expresar como nos sentimos; así mismo podemos cantar y manifestar alegría, o reírnos, gritar y mostrar enfado. La boca nos permite producir saliva cuando algo nos gusta y entonces decimos que la boca se nos hace agua. Cuando desplazamos la mandíbula hacia adelante decimos que ponemos morro en el asunto. Si se presiona la musculatura facial labial decimos estar de morros o enfadado. Cuando tenemos que aguantar una circunstancia desagradable decimos que nos tragamos un sapo. Si apretamos la mandíbula estamos reprimiendo alguna situación. Podemos encontrar un sinfín de expresiones que explican como nos encontramos en cada preciso momento y la mayoría de las veces es de forma inconsciente. Tenemos una lectura corporal facial inconsciente que nos permite con ello experimentar los distintos niveles de relación y función humana. La boca junto con los dientes juega un papel importante en su significación. A veces un pequeño gesto con la boca desvela una parte muy interna nuestro ser.
En la boca también se realiza el primer paso del proceso digestivo para poder alimentarnos correctamente, tanto en el plano físico cómo emocional. Con la lactancia se empieza a estimular todo este sistema y, ya de mayores, con los dientes bien formados, desgarramos la comida y la trituramos, originando a su vez una carga iónica entre las piezas dentales que será recibido por el alimento para su mejor proceso digestivo. Con la saliva se segregarán unas enzimas que permitirán el inicio de la degradación del alimento.
Caso clínico
Patricia es una mujer que desde pequeña siempre ha tenido problemas en los dientes. Cuando no era una caries era una gingivitis, o sino un flemón. Pero constantemente presentaba algún problema en la boca. Ella en broma decía y explicaba que sin haber estudiado odontología ya podía ejercer la profesión de dentista por las veces que había visitado estas consultas. En los últimos años los problemas dentales habían empeorado, con pérdidas de piezas, infecciones, mayor sensibilidad y alguna que otra fractura dental.
La paciente vino derivada de un odontólogo neurofocal bioenergético con el que colaboramos. La demanda era por presentar un dolor a nivel de maxilar superior, desde la zona alveolar de un premolar derecho que hacía años le habían extraído. Después de repasar toda la historia dental de forma minuciosa y siguiendo un orden cronológico, se pasó a recoger el resto de antecedentes con tal de poder relacionar las patologías, las situaciones vívidas a lo largo de la vida, y así poder interpretar el porqué de unos dientes con tantos problemas.
La relación existente en su caso, entre la afectación de los órganos y los dientes fue de una claridad abrumadora. Cada problema, enfermedad o síntoma que había desarrollado a lo largo de su vida se hacía patente de alguna manera en alguna de las piezas dentales. Este hecho nos permitió que la paciente comprendiera que su planteamiento terapéutico debía ser de forma interdisciplinar e integrativo.
Se inició el tratamiento con acupuntura para desbloquear el flujo de energía estancada de los distintos meridianos afectados, y así corregir los síntomas sistémicos y mejorar el flujo hacia las piezas dentales. La zona alta del cráneo, mandíbula y cervicales presentaba un exceso de tensión y contractura que dificultaba el buen drenaje de la sangre y los fluidos de la cabeza, fruto de un estrés perturbador prolongado en el tiempo. Así mismo se planteó un cambio en la dieta junto con prebioticos y probióticos, para recuperar el buen estado de salud con alimentos de calidad energética. Desde la odontología se siguió con el tratamiento propuesto para la recuperación mediante implantes dentales de las piezas perdidas.
Más adelante, y con mayor confianza por su parte, se empezó ha hablar de su situación personal y de cómo se sentía a nivel psicoemocional. Esto nos permitió entrar con la paciente en el campo de la psicoterapia y afianzar todo los avances que se iban realizando con el resto de tratamientos. Nos explicó que había tenido una situación difícil en la infancia por el hecho de ser la hija mayor de cinco hermanos con limitación funcional y haber tenido unos padres en situación social de riesgo de exclusión, lo que hizo que de pequeña tuviera que coger responsabilidades que no le correspondían para su edad.
La constancia en el tratamiento por parte de la paciente, y los cambios que iba percibiendo, la animaron a coger confianza y entender que hay problemas que llevan mucho tiempo arraigados en el cuerpo, pero sin embargo es posible una recuperación si somos capaces de mover la energía en la dirección correcta.
Conclusión
La relación existente entre los dientes y el resto del cuerpo debería tenerse en cuenta en la mayoría de los pacientes, pero sobretodo en aquellos casos complejos en donde aparecen interferencias difíciles de resolver. Los dientes se convierten entonces en un punto de partida diagnóstico de gran importancia. La paciente estuvo acompañada en todo el proceso por diferentes profesionales de varias disciplinas, que le aplicaron el tratamiento más adecuado en cada momento desde un punto de vista de la medicina integrativa. Cuando hablamos de medicina Integral o Integrativa, justamente se trata de acoger al paciente de una forma humana y plena, escuchando, respectando y poniendo en común los remedios y terapias de forma coordinada, priorizando según sea el estado en cada momento, pues el destino final es el bien común del paciente.
Josep Maria Charles
Fisioterapeuta, Acupuntor, Especialista en disfunciones del cráneo y mandíbula.