Estimular el oído para mejorar los aprendizajes escolares de una niña con dislexia.

La dislexia está definida como un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura que se da en personas que no presentan ningún problema físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración de neurodesarrollo.

Actualmente este trastorno está muy estudiado y se acostumbra a detectar en la infancia, cuando en la escuela empieza el proceso de aprendizaje de lectura y escritura. Pero existen muchos adultos que se han visto afectados por el desconocimiento de este trastorno y su dificultad en leer y escribir correctamente, les ha impedido desarrollar todo su potencial intelectual y a menudo han limitado sus opciones de carrera profesional. 

El principal problema que tiene la dislexia es la compatibilidad con el sistema educativo, pues, dentro de este, todavía la mayoría de los aprendizajes se realizan a través del código escrito, por lo cual el niño con dislexia no puede asimilar ciertos contenidos de materias ya que no es capaz de llegar a su significado a través de la lectura.

 

Proceso lector normal

Para aprender a leer correctamente es necesario el desarrollo previo de la llamada conciencia fonológica o capacidad para comprender la composición de cadenas de sonidos (fonemas) en las palabras. Esta capacidad se adquiere hacia los 4 años. Aunque no conozca las letras, es capaz de decirnos los sonidos que tiene “mesa”. Diferentes estudios han demostrado que la destreza en este análisis fonológico predice la habilidad para adquirir la lectura.

A los 5 años se empieza a aprender cómo suenan las letras con el objetivo de relacionar estos sonidos aislados (los fonemas) con la forma de las letras (los grafemas). Así se asimila la correspondencia fonema-grafema.

Posteriormente, esta correspondencia se aplica a la inversa, grafema-fonema, convirtiendo los símbolos visuales (letras) del alfabeto escrito en fonemas.

Esta ruta fonológica es el proceso de aprendizaje inicial de la lectura que habitualmente se sigue en educación infantil. Será lenta, laboriosa y requerirá una alta carga de atención.

La automatización de esta vía a través del entrenamiento, activa lo que se llama la ruta léxica. Ahora se analiza la palabra de manera global de una forma rápida y a través de su representación ortográfica, se llega al significado. Esta vía nos permite leer con rapidez y durante periodos largos de tiempo sin fatigarnos.

La preocupación por Minerva

Minerva es una niña de 5 años que viene acompañada de sus padres. Ella se pone a jugar tranquilamente, mientras los adultos mantenemos la conversación.

La madre de Minerva, profesora de instituto, explica su preocupación por lo manifestado por  la maestra de la niña en cuanto a su poco avance en el proceso de discriminación fonoaudilógica y su retraso en la adquisición del lenguaje.

Desde hace seis meses, va un par de días a la semana a logopedia con la intención de reeducar los trastornos en la articulación de fonemas (dislalias) que presenta. Los ejercicios que realiza en logopedia se basan en el trabajo funcional de los órganos que intervienen en el habla, posición de los labios y la lengua, la respiración, la vibración de la lengua, fuga de aire interdental… Parece que el avance es muy lento y poco duradero, no consigue anclar las mejoras.

El padre de la niña, por su lado, le preocupa que haya heredado “su dificultad para las letras”, como él lo define. A él le cuesta relacionarse con la palabra escrita y admite tener grandes dificultades para escribir sin faltas de ortografía, por mucho que se sepa las normas. La escolarización fue un suplicio y le costó mucho obtener un título académico.

También están preocupados por el cambio de actitud de Minerva hacia la escuela. Hasta ahora iba muy contenta, pero lleva un par de meses que por las mañanas dice tener dolor de barriga, que entienden como justificación para quedarse en casa. En principio, descartan que tenga problemas relacionales en el aula ya que es muy social y tiene muchos amigos y amigas con los que siempre juega armoniosamente.

Aunque tiene una edad todavía temprana para diagnosticar claramente una dislexia, tanto su maestra como la logopeda han empezado a mencionar ciertos signos que hacen sospechar de ello: la falta de conciencia fonológica, errores al nombrar los colores, dificultad en aprender secuencias verbales (días de la semana…), dificultad en encontrar las palabras en un discurso, aunque estén dentro de su repertorio lingüístico…

 

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Test de escucha

Recogida la información necesaria, procedemos a realizar a Minerva un Test de Escucha (creado por el Dr. Alfred Tomatis) para recopilar su capacidad de manejarse con el mundo sonoro. Recordando que el proceso de lectura se inicia con el desarrollo de la conciencia fonológica, conocer cómo Minerva  se relaciona con el sonido, lo percibe, lo discrimina, lo procesa, lo maneja en su mundo emocional y lo integra en su realidad, nos dará pistas de su potencialidad para el aprendizaje lecto-escritor.

El test se realiza con un audiómetro convencional, calibrado específicamente para poder visualizar el perfil de escucha de la persona, y en un ambiente sin insonorizar, que es como en realidad nos relacionamos con el mundo sonoro.

El perfil de escucha de Minerva revela que percibe los sonidos externos de manera confusa, hay muchos errores de percepción de lateralidad (el sonido se emite por un lado y lo percibe por el oído contrario), muy baja percepción de sonidos graves que se relacionan con dificultades de origen vestibular. Muestra hipersensibilidad en frecuencias agudas y tiende a cerrar la comunicación como mecanismo de defensa. También muestra signos de cansancio y algo de ansiedad. 

Para una niña de 5 años, este test revelaba que por mucho esfuerzo que le dedique en el aprendizaje de lectoescritura o en las sesiones de logopedia, si no mejoraba su capacidad de escucha, poco resultado positivo puede obtener.

 

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Un programa intensivo para Minerva

Después de una consulta al pediatra para disminuir la mucosidad que acumulaba a nivel nasal y que en la infancia se suele trasladar a través de las trompas de Eustaquio hacia los oídos, determinamos un programa intensivo con música filtrada (método Tomatis®) específico para estimular en primer lugar, el vestíbulo del oído y posteriormente la cóclea.

El vestíbulo tiene gran importancia en la coordinación psicomotriz. Tener una buena conciencia corporal en Minerva, le ayudará no solo a discriminar el sonido sino a saber reproducirlo. Asimismo, cobra gran importancia en el acto complejo de la lectura ya que también dirige los ojos, controla los músculos de los labios y las mandíbulas. Al leer, los oídos y los ojos deben trabajar conjuntamente en un límite de tiempo preciso.

La familia se lleva el equipo TalksUp® con las audiciones preparadas para una escucha diaria de una hora de su música por un período de quince días. 

Al acabar esta fase de estimulación pasiva, pasa a realizar trabajo activo con su propia voz, con forbrain®, un micrófono que recoge su voz, la pasa por un filtro dinámico y la retorna por vía ósea. Este proceso sorprende al cerebro y lo mantiene atento al mensaje, estimulando la percepción y la integración sensorial. Escucha su voz de forma distinta y más clara, gracias al efecto del bucle audio-vocal.

Determinamos que esta segunda fase la realice también en las sesiones de reeducación logopédica, las cuales siguió realizando.

 

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El retorno después de un mes de trabajo

Durante este periodo mantuvimos el contacto y feedback de cómo estaba evolucionando Minerva. Siempre se pide a los padres realizar un registro a modo de diario de los cambios, progresos o dificultades que pueden aparecer. 

En seguida anotaron en el diario de Minerva las ganas de cantar y el mejor estado de ánimo. Mucha más energía y una comunicación más honesta. Ya no tuvo más dolores de barriga, sino que manifestaba su malestar porque las actividades que ahora hacían en clase ya no eran tan divertidas como cuando era más pequeña, lo que favoreció un diálogo sobre ello.

Las sesiones de logopedia mejoraron rápidamente, afianzando los progresos en la articulación de los sonidos. Forbrain® fue una herramienta de grandísima utilidad para Minerva, ya que detectaba con más facilidad sus errores y los corregía al darse cuenta. Por lo que decidieron comprar este dispositivo que puede utilizar toda la familia.

Después de esta primera fase, las preocupaciones de los padres de Minerva disminuyeron considerablemente. Saben que hay herramientas que pueden ayudar a vivir los aprendizajes de manera más armónica, se plantean realizar más adelante una segunda fase de Tomatis® y están más tranquilos ante un posible diagnóstico de dislexia. “En algo se tenía que parecer a papá”, se despidió el padre sonriendo en la última sesión.

 

Rosa Chacón, maestra, postgraduada en resolución de conflictos, formada en logopedia, método Tomatis® y Triformación.