¿Ataque de ansiedad o Angustia familiar?

La Angustia escondida tras la Ansiedad

Miradas nerviosas. Busco su pupila y no la encuentro. Escucho una historia que no logro captar: un@ mism@ explicad@ desde la voz de los médicos, de los psicólogos, de los padres, de l@s novi@s… El arte de esconderse en las palabras ajenas. ¿Y la propia voz? Ante la pregunta que le interpela, vacilaciones, indefiniciones, una vacuidad que se reparte entre “no sés”, “creo qués” y “no puede ser qués…”. Se define por lo que NO es. Y la pregunta se me agolpa en el interior: ¿Dónde quedó lo que SÍ es? Huelo que está escondido tras esos “síntomas de ansiedad”, único nombre que le permite la sociedad para la angustia que le ha traído hasta aquí.

“Me mareo y creo que me voy a caer al suelo”, “tiemblo y me da vergüenza que se me note”, “me parece que estoy en una película, me miro y no me reconozco”, “me ahogo, me cuesta respirar”, “creo que voy a volverme loco”, “me da miedo perder el control”…
Efectivamente, cuando los diversos sistemas en los que vives te aprietan tanto que no cabes en el retorcido traje que te queda como resultado, lo más sano es perder el control. Me place acompañar a las personas que así lo eligen, a soltar el control de una forma en que no se dañen a ellas mismas ni dañen a otr@s. La nueva brújula para construir un lugar propio y sano son las emociones que están detrás de su “ansiedad”. Desentrañarlas y no temerlas, escucharlas y hacerles caso, es un camino.

Cada recorrido es distinto, y observo distintas funciones en mi acompañar, que os quiero contar a través de uno de los caminos que he recorrido al lado de alguien a quien llamaremos Mati.

 

¿DE QUÉ NOS PROTEGE LA “ANSIEDAD”?

Imagínate que en algún momento de tu vida vives una intensa injusticia,o estás en peligro, tal vez pierdes a alguien que quieres mucho, o tienes que aguantar algo que te da realmente asco, te gusta mucho alguien que está “prohibido” o consigues algo que te hace inmensamente feliz… Pero no puedes expresar la intensa rabia, el miedo, la tristeza, el rechazo, el deseo o la alegría que sientes en esa situación porque perderías el afecto de alguien que tienes a tu alrededor.
Desde ese momento, la ansiedad te avisa cada vez que vuelves a sentir esa emoción, y tú crees que vuelves a estar en peligro de perder el afecto de alguien. Solo queda una opción: traspasar la ansiedad y comprobarlo.

Mati vive con su padre. Su madre esperó a que él cumpliese la mayoría de edad para separarse. Desde hace un tiempo se marea y tiene miedo de ir solo por la calle por si se cae. Ha dejado de salir a correr, y se está planteando dejar su trabajo de camarero porque los fines de semana siente que “no da abasto” y los mareos empeoran.Siente ahogo, le cuesta dormir y le da miedo “perder el control”. Ha ido al médico de cabecera y éste le ha derivado al neurólogo. Le han hecho pruebas y no encuentran ninguna causa para los mareos. El médico de cabecera le ha derivado al psiquiatra, y toma antidepresivos y ansiolíticos desde hace un mes. “No llevo las riendas de mi vida”, me dice. “Quiero saber por dónde tirar”.

Le digo que no voy a ayudarle a dejar de tener ansiedad. Me mira perplejo,como si por primera vez dejase de intentar deshacerse de ella a cualquier precio. En varios encuentros, construimos la idea de perder el miedo a la ansiedad y no dejarse convencer por ella: volver a salir solo a la calle y comprobar si se cae o no.
No se cae. La ansiedad ya no lo protege,ahora lo encierra. Después de saber esto por sí mismo, se abre otra fase.

 

EN BUSCA DE LA EMOCIÓN PRIMARIA

Se abre el grifo de la expresión. “Si puedo andar y no pasa nada malo, puedo decir y tal vez no pase nada malo”,parece su nuevo lema interior. Le doy permiso para compartir cualquier cosa, y aparecen situaciones de impotencia en el trabajo, sensación de no poder con más responsabilidad. Primero, lo explica como un defecto suyo (“tendría que poder”), después aparece la información de las negligencias de sus jefes y la falta de recursos materiales para hacer su trabajo.

A medida que va dándose cuenta de que está fuera de su esfera de control resolver esas situaciones, comienza a relatarme sensaciones parecidas en la relación con su padre y su madre. Por primera vez, brota una emoción espontánea intensa, que acompaño con Tapping (una técnica EFT de liberación emocional).Todavía incomprensible para Mati, la emoción de llanto y rabia comienza a ser la brújula de las sesiones y a darle indicaciones de “por donde tirar”.
Esta emoción va llevando su conciencia hacia varias de las situaciones en que se creó y se reforzó. Decide compartirlas conmigo: Hace un año su padre se intentó suicidar.Sus padres discutían fuertemente cuando convivían.Son situaciones en que había sentido mucha tristeza y a la vez mucha rabia por no poder resolverlas, y que lo habían mantenido en alerta constante para tratar de evitarlas en diferentes etapas de su vida. Su rabia y su tristeza nunca las había expresado, para no perder la poca armonía que conservaba en sus relaciones familiares.

Un proceso terapéutico de liberación emocional y de Constelaciones Familiares para reubicarse en su lugar de hijo, permiten a Mati poco a poco ceñirse a lo que le es posible hacer teniendo en cuenta las circunstancias en su trabajo, y prepararse para independizarse dejando a su padre la responsabilidad de su propia vida y muerte.

 

¿ANSIEDAD, PÁNICO O ANGUSTIA?

Los síntomas de Mati caben dentro del diagnóstico médico-psicológico de “ataque de ansiedad”, también llamado “ataque de pánico” y “crisis de angustia”. Para mí, este último nombre es el que mejor describe el proceso interior que él estaba viviendo.
  • Crisis: cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o situación, o en la manera en que éstos son apreciados.
  • Angustia: del latín angostura, angostamiento, estrechez.También, carencia de placer: an- (sin) -gustia (gusto).
 Mati se había colocado en la familia y en el trabajo en la posición de responsabilizarse de lo que otros descuidaban,estrechándose su espacio vital y dejando de disfrutar.Su “crisis de angustia” fue el “clic” oportuno para hacer cambios profundos en su forma de ver dónde termina su responsabilidad y tomar decisiones para crear una forma de vida para sí mismo en la que le guste vivir.
Algunos pacientes que han recibido estos diagnósticos me consultan porque quieren comprender para qué su cuerpo reacciona así. Cuando juntos investigamos en qué circunstancias vitales se encuentran, muchas veces consideran parte de su responsabilidad situaciones que están fuera de su alcance. En ocasiones, consciente o inconscientemente, tratan de salvarle la vida o de mantener en vida a un familiar que consideran que está en riesgo de muerte (enfermedad, falta de deseo de vivir, intento de suicidio, drogadicción, etc.): animándolo, supervisando sus tratamientos, vigilándolo.

Hacer el duelo por lo que no es posible y asentir a la forma en que cada un@ lleva su vida, es una oportunidad para tomar también conciencia de la finitud de la propia existencia y ponerse manos a la obra para hacer la propia vida lo más amplia y gustosa posible.

ALBA DOMINGO SANTAMARÍA,
PSICOLÓGA SISTÉMICA